jueves, 26 de noviembre de 2009

Las relaciones escolares. Por Anita Barabtarlo

Presentación del libro: Las relaciones Escolares. Una visión sistémica. Ofelia Desatnik. Castellanos Editores. 2009.

Anita Barabtarlo Zedanski.
Cuando a una la invitan a presentar un libro, la obligan de cierta manera a presentar al autor, en este caso la autora. La contraportada del libro contiene una síntesis muy completa del curriculum vitae de Ofelia, que leyéndolo podemos tener una idea clara de su solidez 1lectores con su lectura.
Pero yo también quiero referirme a Ofelia la colega, la docente, la terapeuta, la amiga. Tenemos ya varios años de conocernos, en un primer encuentro en el ámbito académico. Sentí que se despertó entre nosotras una empatía mutua y consecuentemente se abría una puerta con este encuentro de diálogo, comunicación, de compartir ideas y complementar conocimientos desde las propuestas paradigmáticas del constructivismo y de la investigación-acción.
Hace un año en octubre Ofelia me platicó de este libro, que ya estaba pero que en su revisión se percató de que faltaba complementar y precisar varias situaciones referidas a la temática. Pensé que tal vez Ofelia era Virgo por perfeccionista, pero es libra y bueno es el equilibrio. El libro tenía que quedar equilibrado. Ni mucho ni poco de todos los conceptos, experiencias, que allí se vertirían. El justo medio para dar cuenta de un enfoque holístico, integrador, sistémico desde el cual se pudieran comprender, explicar e interpretar las interacciones que conforman la riqueza de la complejidad escolar.
El sujeto es un ser de relaciones sociales y de praxis. La práctica de muchos años de Ofelia y aquí radica el valor de este libro, en la docencia, la clínica y de investigación, asomada a todas estas situaciones desde la inquietud integradora, holística, la llevó a escribir un libro destinado a psicólogos, pedagogos, profesores, terapeutas interesados en la reflexión y en la discusión de experiencias vividas en contextos educativos y de los planteamientos teórico-metodológicos propuestos para su análisis.
Una introducción y cinco capítulos conforman una estructura paradigmática construida a partir de la propuesta constructivista, la socio construccionista, la cibernética, desde la perspectiva sistémica, aterrizando en el campo educativo y la en la psicoterapia.
Una introducción, introduce, lleva de la mano al lector para que en cada puerta que abra sepa con lo que se va a encontrar. La introducción está escrita con tal claridad que permite al lector saber en qué clase de viaje se embarca sin dejar de asombrarse en cada uno de sus hallazgos.
Los capítulos: Una mirada sistémica de la complejidad escolar; la Construcción de las emociones en el ámbito escolar; El profesor y sus circunstancias; Las diversas representaciones de los estudiantes; La evaluación de los actores escolares y sus procesos, tienen como eje central la integración de los aspectos relevantes de la experiencias educativa con aspectos relacionados al campo de la salud mental.
Hice dos lecturas del libro: la primera situándome en la mirada, en la intencionalidad de Ofelia para escribirlo. La otra, la propia mirada de lectora trabajando por muchos años en el campo de la formación de docentes.
Lo primero con lo que me encuentro y creo que esa es una de las bondades de la obra y del proceso de investigación, son la gran cantidad de preguntas que Ofelia se plantea a lo largo de su trabajo. De donde habrá salido tan preguntona? Pensé y yo misma me di la respuesta, además de ser una formación o deformación cultural es una cualidad innata de los investigadores, parece una obviedad, pero no lo es. Un trabajo serio y fundamentado de investigación es producto de las preguntas que le permiten nacer. Y Ofelia se sabe preguntar. Y se pregunta desde su mirada. ¿Qué ocurre cuando interactuamos con los otros? La mirada orientada a la comprensión de lo que pasa en la experiencia educativa; la implicación de los actores, procesos, escenarios y contextos. La orientación de la mirada es relacional, amplificadora e integradora. ¿Qué hacen la escuela, los maestros, los tutores, los coordinadores para provocar distintos resultados en los alumnos y viceversa?
¿Qué hacen los distintos actores para que la experiencia y los procesos escolares se manifiesten de manera particulares?
La serie de interrogantes a lo largo de todos los capítulos, algunas explícitas y otras implícitas se van produciendo en momentos diferentes pero siempre manteniendo ejes conductores. Cada pregunta es una puerta abierta a la indagación, y dejo a la curiosidad del lector indagar en el contenido del libro acerca de todas las interrogantes de Ofelia que lo hicieron posible. Aclara, que tanta pregunta no es para encontrar todas las respuestas posibles, sino dar cuenta de la complejidad del proceso; de comprender vinculaciones entre actores y factores.
Ofelia está desde hace ya varios años interesada por comprender las relaciones y experiencias emocionales en la escuela: el fenómeno del estrés, sus consecuencias en la persona y en su desempeño académico, social y laboral. Los resultados de diversas investigaciones acerca del tema enfocado a la problemática individual daban cuenta de que con la intervención psico educativa y/o psicoterapéutica las dificultades no disminuían. Esto la fue llevando a enfocar la atención sobre el sistema familiar y escolar enlazando el modo en que se conectan y mantienen síntomas presentados por alguno de sus miembros, síntomas que son un emergente de una problemática más amplia, de un contexto social, familiar y educativo. Atender solamente el área de desarrollo cognitivo ya no era suficiente; hay una complejidad en las experiencias escolares y su problemática está inmersa en diversas redes de relaciones. En una perspectiva holística es necesario atender el lugar que ocupan las emociones en las vivencias educativas dentro de la escuela así como en contextos no escolarizados.
Así el aula es un espacio multidimensional y la comprensión global de lo que sucede en ella requiere de un tratamiento complejo. El enfoque de sistemas posibilita el abordaje de esa complejidad traducida en conflictos, intereses, riqueza y variedad de comportamientos. Los sistemas tienen la propiedad de la organización y la totalidad; se contienen a sí mismos; se conectan con otros sistemas involucrados y marcan la posibilidad de ver el todo y las partes como elemento integrante de su definición.
El paradigma, la mirada de la complejidad propuesto por Edgar Morín es retomado a partir de la visión del constructivismo en la interacción objeto-sujeto desde una postura de relatividad del conocimiento y de éste como proceso de producción de complejidad. Es decir, se da una autopoyesis en y del sistema. El conocimiento, conocer supone un proceso complejo.
Desde el punto de vista metodológico no se busca encontrar relaciones causales, sino probabilísticas, circulares
Ofelia acude al recurso didáctico del ejemplo concreto. Este se ve siempre iluminado desde la teoría. Cuando refiere a situaciones de aprendizaje recurre a Vygotsky, Bruner, Gergen, para comprender e interpretar la coparticipación de los implicados en los procesos.
Los diversos contextos escolares pueden estudiarse reconociendo los sistemas de creencias que contienen premisas de la realidad que se han configurado en la cultura y que influyen en el comportamiento de las personas. Por ejemplo, el fenómeno de violencia, de la agresión en alumnos que tienen buen desempeño académico, ¿cómo los ven los maestros? ¿los padres de familia?
El libro es sumamente rico en ejemplos en los que educadores nos hemos visto inmersos en algún momento de nuestras experiencias educativas. Cito un caso que está en las páginas 46-47:
“Una tensión generada entre curriculum, maestros y alumnos, de la que se deriva la necesidad de hacer modificaciones a los programas, y en la escuela se trata de que no haya cambios debido a que una de las metas es mantener la estabilidad. Esta dificultad para cambiar podría ocasionar que surjan alumnos detectados con problemas escolares que son síntoma de tensión provocada por la falta de flexibilidad entre los elementos; o bien podrían surgir maestros “ineficientes” u “opositores” que no saben aplicar el plan de estudios y que serían sintomáticos en este sistema”
Desde la visión sistémica se requeriría encontrar elementos estabilizadores del sistema en contraposición a tratar de dar soluciones individuales hacia el tratamiento de los maestros o alumnos como problemáticos. Por ejemplo, formas de canalización a intervenciones especiales que equilibrarían el sistema escolar, a través de extraerlos del escenario escolar donde se genera la tensión. Esto podría llevar a que la tensión disminuya temporalmente dentro de la escuela, pero el problema no se resolverá.
Para entender la idea de interrelación, la aparición de un síntoma puede ser precipitado por una multitud de hechos. Puede desencadenarla un cambio en uno de los sistemas más amplios con los que se relaciona la escuela, por ejemplo la crisis económica, cambios en los valores de la cultura o las mismas exigencias educativas nacionales.
La mirada sistémica plantea un dilema del cambio que se basa en que el sistema mantiene un proceso autorregulador y el síntoma es un mecanismo de regulación. El cambio en esta visión siempre es un dilema a resolver.
La mirada de Ofelia no es ortodoxa. Ella encuentra tres limitaciones a la aproximación sistémica: a) el lugar del sujeto en el sistema.- Las personas dice, somos sistemas abiertos actuando e interactuando como sistemas bio psico sociales. La mirada sobre la complejidad del fenómeno educativo implica para la autora una mirada incluyente (esto y lo otro) observando las relaciones y a los sujetos. b) la jerarquía en los sistemas y las relaciones de poder.- La cualidad de los sistemas es su organización y su estructura. Este inciso refiere a las posiciones que ocupan los distintos elementos y personas dentro de un sistema y que no tienen el mismo peso en las relaciones. Posiciones ancladas en premisas culturales validan y mantienen el lugar de privilegio o desventaja en las interacciones. Las relaciones de poder deben ser detectadas y analizadas a la luz de su intencionalidad y sus consecuencias; es necesario darse cuenta del lugar que ocupan las personas específicas en dichas relaciones de poder y cómo se están manejando éstas: apoyo, solidaridad o de manera violenta y aniquiladora, aquí acude al ejemplo del debate feminista hay una mirada de género anclada en la cultura patriarcal y se discute el que la violencia de los sujetos en el ámbito familiar se explique por relaciones de circularidad propias de la visión sistémica. Señala la autora que es importante resaltar el impacto y el peso que tienen los contextos socioculturales y económico políticos en la determinación de las condiciones de vida de las personas; c) la visión funcionalista y la construcción de significados sobre la realidad.- Aquí acude a la postura post estructuralista aplicada a la comprensión de las relaciones interpersonales en cuanto a comprender la doble determinación de síntoma y sistema. Desde esta postura la realidad es construida.
Un aporte significativo en esta obra y que a mi manera de ver, Ofelia la plantea como hipótesis eje de todo el trabajo es que es necesario ampliar la mirada sistémica para la comprensión de las experiencias educativas, sus procesos y contextos, e integrar una visión de complejidad en la investigación y comprensión de la realidad.
Esta obra que hoy se presenta reúne en sus 245 páginas una visión epistemológica, teórica, metodológica y didáctica para abordar las relaciones educativas. Es un libro para pensar y discutir en un diálogo-monólogo con la autora desde las propias miradas.
¿Cuál es mi mirada a este libro que hoy se presenta? Mi experiencia en el campo de la formación docente durante 30 años me ha situado en la necesidad de profundizar en el significado de lo que implica para el docente educar en una sociedad posmoderna, cuya comprensión e interpretación de los procesos y fenómenos que en ella acontecen se hacen desde un paradigma de la complejidad. Y una de mis interrogantes principales ha sido acerca del papel que juega la educación y sus actores, docentes y alumnos en la construcción de una cosmovisión que permita comprender al sujeto la intención, el sentido y el significado de su ser y estar en un mundo conformado por relaciones sociales.
El aula se convierte en un espacio de construcción de cultura, de desarrollo y aprendizaje cuyo sentido fundamental es la conformación de la mirada dialógica desde la cual los sujetos protagonistas del proceso educativo, docentes y alumnos problematizan y transforman su práctica desde la mirada de la subjetividad. El significado primordial de la socialización promovida en el aula comprende el conocimiento del sujeto como una construcción mental individual y colectiva mediada por el lenguaje. El conocimiento que se genera y circula es un constructo que surge desde una diversidad de prácticas y contextos situacionales.
Al leer el libro de Ofelia Desatnik, ví que coincidimos en que en el ámbito escolar hay una confluencia de diversos círculos que se relacionan y participan de manera activa en él. Las representaciones que tienen los sujetos sobre la educación, la vida familiar, la cultura, la comunicación, la vida emocional, emanan de un sistema inmerso en otro y otros sistemas más amplios en permanente interacción. En la visión sistémica propuesta, incorporando en ella las lógicas de la complejidad, hay un reconocimiento de la multi determinación de factores que deben de ser analizados para comprender qué sucede en la experiencia educativa, la implicación de los actores, procesos, escenarios y contextos.
Esta obra que tardó un par de años en salir del horno, como el buen y sabroso pan seguramente será un insumo para enriquecer el acervo de la literatura en los campos de la educación y la salud mental, que permitirá enriquecer la visión paradigmática del fenómeno para comprenderlo desde la complejidad de las problemáticas sociales del siglo XX1.
Sea Bienvenido, en buena hora! Muchas felicidades,
México, D.F, Álvaro Obregón octubre del 2009.

Las relaciones escolares. Comentario de Guadalupe Acle

LAS RELACIONES ESCOLARES. UNA VISIÓN SISTÉMICA

OFELIA DESATNIK. Por Guadalupe Acle

Lo más importante que hay del acto de leer es precisamente la relación que uno mismo establece con el texto.

En este caso, desde que leí el título del libro intuí que la relación que iba a hacer con este texto iba a ser íntima y cercana; lo fue más cuando tuve la ocasión de conversar con la maestra Ofelia respecto al camino que le había llevado a escribir sobre las relaciones escolares desde una visión sistémica y encontré el paralelismo de las experiencias de ambas como profesionales de la psicología no sólo en el trabajo de consultorio sino también como maestras, pues compartimos la inquietud y el deseo de transmitir lo vivenciado a nuestros alumnos futuros psicólogos pero también a otros profesionales vinculados con la educación, quienes a partir de su propios proceso de aprendizaje y de sus experiencias profesionales particulares construirán a su vez sus propios caminos. Como dice Serrat se hace camino al andar.

Bajo esta reflexión compartiré con ustedes la emoción intelectual, si la pudiera llamar así, que me causó el texto. En primer lugar, el hecho de plasmar en palabras sencillas cuál es la complejidad de la vida escolar; mostrar cómo la multiplicidad de factores y actores escolares están en total interacción, influyéndose recíprocamente para que se pueda lograr o no el éxito educativo, es un concepto clave para entender qué pasa en nuestras escuelas del que estoy plenamente convencida desde hace algún tiempo.

Evidentemente, tal como se relata en el texto, pareciera que este concepto clave es simple, pero, cambiar cognitiva y afectivamente de paradigma no es tan sencillo y lo hemos observado de manera reiterada en las escuelas en las que hemos hecho nuestras prácticas profesionales en el nivel de maestría. Les puedo comentar que al trabajar en escuelas tanto de medios rurales como de urbanos, sean escuelas públicas o privadas (Consultorios) es cotidiano ver que cuando algún niño presenta un problema, siempre hay la tendencia a buscar un culpable: generalmente se empieza por el niño y se sigue con la familia, rara vez se reconocen en el sistema escolar las fallas. Como consecuencia la solución es “arreglar” al niño y, por arte de magia se cree que con eso se solucionará el problema en el aula o la escuela.

La maestra Ofelia en este texto nos ofrece una visión teórica de cómo es que todos los factores y actores que participan en el proceso escolar se interrelacionan de manera circular y no lineal, aspecto clave para entender la perspectiva sistémica. Por ello, como profesionales que nos encontramos atendiendo problemáticas en cierta manera referidas a los ámbitos escolares, es muy importante reconocer esta circularidad así como la conformación de las estructuras de los diferentes sistemas interactuantes. En este sentido, entender conceptos como los descritos por la autora tales como las alianzas, las triangulaciones, las coaliciones, la reciprocidad, la complementariedad y el dinamismo que se da entre los participantes de estos sistemas será la base para tomar decisiones respecto a aquellos cambios que tendrían que hacerse para solucionar los conflictos o las situaciones problemáticas que se reporten.

Aunado a todo lo anterior, el texto nos hace reflexionar sobre las emociones y creencias que le dan su toque particular a esta circularidad entre los sistemas, trabájese desde la perspectiva teórica que se trabajen las emociones o se fundamente el actuar profesional, es innegable que lo que piensa y siente un maestro respecto a un alumno o viceversa influirá en el interactuar escolar. Lo mismo sucederá con otros actores como los padres, los directivos, los administradores escolares y hasta con los políticos quienes toman decisiones que, indudablemente afectan de manera distal, lo que sucede en la escuela y en sus aulas. Un ejemplo de esto que podría comentarles por ser la educación especial el objeto de estudio de la residencia en que participo, es la famosa política de integración educativa, que no sólo ha influido en lo que pasa en la escuela sino también en la familia de los niños que presentan discapacidad con o sin necesidades educativas especiales.

En las relaciones escolares pudiéramos decir que si bien desde la perspectiva sistémica todos contribuyen en el mantenimiento o en el cambio del sistema, dos actores son fundamentales: los profesores y los estudiantes. Así, al leer el libro no es difícil verse retratado en uno u otro rol, según el que esté desempeñando en el momento de leerlo. De aquí que surjan preguntas que podrían llamarse de auto evaluación, por ejemplo: ¿Cómo he construido el significado de ser profesor? ¿Cómo lo construyen mis alumnos? ¿Qué representaciones tenemos maestros, alumnos, directivos, padres respecto al proceso de enseñanza-aprendizaje? ¿Qué emociones y creencias tenemos unos acerca de los otros? ¿Cómo influyen éstas no sólo en el aprendizaje sino en la motivación de mis estudiantes para aprender lo que creo enseñar?

El texto nos ofrece algunas directrices que podrían guiar la respuesta a éstas y otras muchas preguntas y nos comenta diversos estudios que se han llevado a cabo tanto en México como en otros países respecto a estos y otros tópicos que se están estudiando en la actualidad, aunque es posible que hayan estado presentes desde hace tiempo tales como el burnout o agotamiento de los maestros o la violencia en las escuelas, el estrés de profesores y de los alumnos incrementado por diversas circunstancias como la necesidad de mantener altos niveles de desempeño, la situación económica o familiar, etc.

Al margen de la autoevaluación y reflexión que pudiéramos tener sobre estos temas, cabe resaltar que en la parte final del libro la autora nos hace una excelente fundamentación de qué evaluar, por qué, cuándo y cómo hacerlo en el ámbito de las relaciones escolares. Si bien, ella nos hace referencia de diversos métodos y técnicas que pueden emplearse, como sería lo cuantitativo versus lo cualitativo, los instrumentos formales versus los informales, cuáles utilizar para estudiar representaciones o cuáles para emociones, o para programas de estudio o la actividad docente o el aprendizaje del alumno, también nos plantea los errores que podemos cometer al evaluar, la toma de conciencia de éstos necesariamente tendrá que guiarnos para llevar a cabo la evaluación de una manera ética.

Dada la perspectiva sistémica que fundamenta el texto, una tarea importante para quienes abogamos por esta postura es precisamente la de mostrar a través de diferentes formas y fuentes de evaluación, en qué parte de la interacción de los sistemas está el problema, pues ello es lo que conducirá la toma de decisiones al respecto. Cuando ejercemos la práctica profesional sea a nivel de consultorio o como la que estamos desarrollando en escenarios naturales como las escuelas o las clínicas, queda claro que no siempre resulta efectivo para la solución de alguna situación conflictiva dirigir las acciones sólo a uno de los miembros del sistema, de ahí que sea relevante cambiar cognitivamente nuestro propio paradigma en tanto psicólogos clínicos o educativos para poder efectivamente proponer mejores soluciones a la problemática a las que nos estamos enfrentando actualmente.

Cuando la lectura de un texto nos hace ir más allá de él y nos lleva a interrogarnos a nosotros mismos acerca de lo que estamos haciendo, considero que es un excelente libro; porque en la realidad no hay casos de libros ni recetas prácticas para aplicarse. Como la autora diría, “cada caso que debamos enfrentar implicará realizar una construcción a partir de nuestros propios conocimientos, significados, creencias y emociones”. De aquí, mi más sincera felicitación a la maestra Ofelia Desatnik, por ofrecernos este texto, compartir su experiencia y hacernos pensar en lo que estamos haciendo y en lo que nos queda por hacer.